Semblanza.
Por Jimmi Peralta
El
salón se desviste de la mitad de sus luces, la noche se arropa con la
sensualidad de un velo, las cuerdas de Mangoré se multiplican en coros con
voces de metal y madera, y el caminar del contrabajo nos transporta a mediados
del siglo pasado a puntas de pie; sí, habitamos ese cuadro en movimiento del
jazz paraguayo cuando damos inicio al disco “Reescribiendo a Barrios”, del
tecladista Germán Lema que se abre con su versión de la obra “Danza Paraguaya”.
“Reescribiendo
a Barrios” es la segunda propuesta de Lema de “intervención” y/o
“inter-versión” del pianista en obras de grandes autores, práctica que se abrió
con “Reescribiendo a Granados” en el 2011.
Su
“Danza Paraguaya” aprovecha lo mejor del aire kyre’y de la música para, por
fuera del 6/8 polquero, rebosar de noche con danza de salón cargado de swing,
con prolijos arreglos de dúos de viento, priorizando finamente lo escrito ante
la improvisación.
“El
último trémolo” es otro tema del disco, donde la partitura no logra equipar la
magia que Barrios sella con su madera de canto arpegiado, sin embargo, el saxo
estalla desesperado con un solo cargado de gran emoción que compensa el goce de
todo el track.
La
obra maestra del material es “Julia Florida”, que con violonchelo y un piano;
claros bajos e hirientes agudos, fortes, pianíssimos y realentandos, llenan de
matices a una obra que robaría más de una lágrima del mismísimo Agustín Pío
Barrios.
“La
catedral” está presente con sus tres movimientos, llevados al aire nocturno del
jazz con el saxo, trombón y el contrabajo en el “Allegro solemne”, y el
desgarro con el piano con el “Preludio”.
“Reescribiendo
a Barrios” es una propuesta de incomparable nivel musical para el auditorio (no-mercado)
paraguayo, donde se evidencia todavía un mayor refinamiento de Lema en relación
a su anterior material.
La
creatividad de Germán puesta a prueba por el mismo no busca aprovecharse del
genio de Barrios desde abajo, al contrario, equipara al talento de guitarrista
para aportar ideas e interpretaciones magistrales, a las obras ya magistrales.
Grabado
en simultáneo en enero último, en los estudios de Radio Nacional del Paraguay,
el sonido no presenta casi objeciones, con un impecable nivel acústico desde la
reverberación de los platos hasta el cuerpo de las cuerdas. Solo tiene momentos
al parecer de saturación en la toma de uno de los vientos, que tiene mayor
presencia en “Preludio en Do Menor”.