no hay nada que hacer

deberías tener alas de mariposa
para que me enseñes a volar por sobre las flores
confuso,
en colores

deberías de tener solo alas,
e ir,
y llevarme

alma de diamante o mariposa de madera
alma de diamante y mariposa de madera
vestí ojos color heroina
con lágrimas de tu brillo, solo tuyo
volá bajo, muy bajo hasta aquí
y por un segundo intentemos flotar uno dentro del otro

no hay nada más que hacer,

ni más ni menos deseante
que flotar.

ahí va el divague sobre buscarte en las calles:

cuando todos los rostros se cotejan con el tuyo,
cuando desde todas las ventanas intenta aparecer tu sombra,
yo todavía no sé qué decir,
qué palabra perfecta usar para no parecerme a mí

no hay tiempo que perder,
pero te sigo buscando
como de casualidad,

la muerte siempre acecha,
no hay tiempo que perder,
y no hay premura temblorosa,
sé que la eternidad solo dura un segundo
un cielo,
un caminar,
un silencio,
un polvo

y hay más que miles de rostros,
son más que miles,
y eres una, por un segundo
un cielo,
un caminar,
un silencio,
un polvo.
Eterna.

Para Julia Peroni