sábado, 7 de noviembre de 2015

y pienso que el mundo entero sufrió el desamor
los miro con la desconfianza terrible
de quien se cree el mismísimo dueño del amor
Algo tramaba el sol hace unos segundos en Asunción. Especuló, tejió algún mambo, liberó una alegría encarcelada, "jeró" y "escondió" el sunshine por la cara de sus huéspedes borrachos. Es que anoche esta fue una ciudad fresca en el sudor de noviembre, había que liberar la guardia de la razón y gritar y coger y reír y hablar ensayos de verdades, y celebrar que era una noche hermosa en una ciudad que se pudre, había tanta gente riendo eufórica en esta ciudad que se vende y se roba.... y sí... la ñoño era ese camino, el único camino. Son las 8:31 y el sol sale y entra, creo que ya se ven demasiadas cosas claras hoy en estas calles de los niños, en este bosque arrepentido. La rutina y los horarios resucitan, rebrotan las cárceles en los cuerpos, hasta el sol odia haber llegado, pero, avisen a todos, anoche pasó el tranvía de los 80 al costado de la Plaza Uruguaya, y se veía la magia en los ojos de los que por entonces éramos niños. Anoche todos vimos alegría en este lugar, tan raramente, que el sol no se anima a salir para traer su maldición, el tiempo, el olvido...


Algo tramaba el sol hace unos segundos en Asunción. Especuló, tejió algún mambo, liberó una alegría encarcelada, "jeró" y "escondió" el sunshine por la cara de sus huéspedes borrachos. Es que anoche esta fue una ciudad fresca en el sudor de noviembre, había que liberar la guardia de la razón y gritar y coger y reír y hablar ensayos de verdades, y celebrar que era una noche hermosa en una ciudad que se pudre, había tanta gente riendo eufórica en esta ciudad que se vende y se roba.... y sí... la ñoño era ese camino, el único camino. Son las 8:31 y el sol sale y entra, creo que ya se ven demasiadas cosas claras hoy en estas calles de los niños, en este bosque arrepentido. La rutina y los horarios resucitan, rebrotan las cárceles en los cuerpos, hasta el sol odia haber llegado, pero, avisen a todos, anoche pasó el tranvía de los 80 al costado de la Plaza Uruguaya, y se veía la magia en los ojos de los que por entonces éramos niños. Anoche todos vimos alegría en este lugar, tan raramente, que el sol no se anima a salir para traer su maldición, el tiempo, el olvido...