viernes, 22 de julio de 2011

¿POR QUÉ ENREJAR LA PLAZA URUGUAYA ES ANTI-DEMOCRÁTICO?

Más allá de cualquier falso discurso de justificación, la verdadera intención que subyace del proyecto que pretende enrejar la Plaza Uruguaya de Asunción, es evitar que este espacio público se convierta en un campo que albergue a eventuales manifestantes.
Los “clientes” habituales de este espacio son los indígenas, quienes acampan en ese lugar por días, semanas o meses, por lo que ellos se han convertido explícitamente en destinatarios del proyecto de enrejado de la Plaza, es decir, que si le ponemos una dedicatoria grabada en metal sobre las rejas que diga: “dedicado a los indígenas sucios”, no estaremos lejos de la real intención y del pensamiento de los representantes comunales.
La construcción de este vallado, por lo tanto, más a allá de ser una medida a favor de la Plaza, es una política en contra de la presencia indígenas en ese lugar, ya que las rejas no pretenden mejorar la plaza o transformarla, sino que buscan evitar la presencia de manifestantes, en particular de los indígenas, con la intención de cuidarla.

¿Qué tiene que ver la democracia con esto?
Uno de los principios fundamentales de la democracia es la inclusión y la defensa de los derechos de las minorías, más allá de cualquier malestar estético que estos pequeños grupos produzcan en la mayoría, por su existencia o su modo de manifestarse.
El vallado “Morselli-Samaniego” tiene como principio base la exclusión, porque está planificado “en contra” de una minoría, la cual pretende ejercer su legítimo derecho de manifestarse; una minoría étnica y política que históricamente ha sido marginada y que ha logrado el reconocimiento de sus derechos por parte de organismos internacionales.
Cabe señalar, que la alianza “Morselli-Samaniego” es originariamente excluyente, con rasgos muy similares al racismo, por su afán discriminatorio. Podríamos encontrar en este accionar político en particular, algunas cuestiones parecidas al actuar nazi... 'Mañanita' van a proponer que se le rodee con murallas a la chacarita, como a los guetos judíos organizados por el Führer.
Nadie niega el derecho del ciudadano de defender su patrimonio, sin embargo este patrimonio no es individual, y allí entramos en sutilezas.
Una institución estatal como la Municipalidad de Asunción, no puede darse el lujo de promover medidas excluyentes y discriminatorias como esta.

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