sábado, 19 de noviembre de 2011

El aborto: un debate político


POR JIMMI PERALTA

JIMMIELESTUDIO@GMAIL.COM

FUENTE: LA NACIÓN


Después de la muerte de dios (en minúsculas) la cuestión de la vida ha quedado en nuestras manos, y la condena a ser libre marca diariamente mi piel junto a la responsabilidad de cada decisión. El debate sobre el tema del aborto subió a escena semanas atrás, y he esperado el desenlace del drama real para poder hablar al respecto, por temor a lastimar, o solo por respeto.

Tras la muerte de dios el mundo occidental buscó llenar ese trono con otras cosas, con otra institución parecida casualmente a la iglesia, que cuenta con su propia casta sacerdotal que la sostiene, inventa y administra de igual modo que a los templos y la fe: la sociedad científica.

Desde el ateísmo más militante, si puede haber alguno, me gustaría sugerir el campo del debate sobre la despenalización o no del aborto. Muy a pesar de mis contemporáneos amantes de la técnica científica, quisiera aclarar que la problemática sobre el aborto: el debate sobre el derecho a la vida y el derecho a la muerte propia o de un tercero, no se define en los perímetros de la ciencia.

Más allá de toda argumentación que pueda proveer la ciencia sobre el tema para la reflexión, el espacio donde se debe desarrollar y resolver el tema como de interés social es el mundo ético, el mundo moral, si se quiere, y un poco más allá…

Una vez muerto dios no será la comunidad científica, la portavoz del nuevo reino lógico-matemático, la que nos establezca los nuevos 10 mandamientos, los renovados 7 pecados capitales, o el delineamiento de quiénes serán salvos –ahora, aquellos que creen en la ciencia– y de quiénes no lo serán –los desobediente, los “bárbaros” no cientistas.

Es decir, lo correcto y lo incorrecto en el ámbito social o personal no deben definirse en los perímetros de la ciencia, así como falsamente lo plantean en la actualidad los que están eclipsados ante la “panacea” de la tecnología. Este es un debate del hombre consigo mismo, con el sentido de su vida, de su sociedad, es un debate ético, y no uno científico.

Ciertamente las religiones toman ventaja en el campo ético ante la ciencia, ya que trabajan, condicionan y manipulan abiertamente la moral en una cultura como la nuestra. En un pueblo de fe como el latinoamericano el poder religioso siempre meterá su cuchara en el plato, eso está en el presupuesto.

Pero debe ponerse bajo la lupa la intervención religiosa en este debate, ya que esta institución juega su partida de ajedrez muchas veces de manera corporativa y subterránea. La pequeña burguesía paraguaya, la que detenta el poder real, está formada en colegios religiosos, y mantiene con la iglesia acuerdos políticos y económicos, tanto tácitos como explícitos.

Mi posición es contraria a la despenalización del aborto, y esa postura se define en un plano ético, no en la iglesia ni en el laboratorio. No me “gusta” pensar que un niño es solo como una uña de la madre. Y aquí la palabra “gusta” tiene una significación puramente ética y estética. Creo que el aborto legal socialmente no soluciona nada de fondo ante lo estructural, los abortos mal hechos seguirán en manos de las parteras del pueblo, donde no hay hospitales ni educación sexual.

En mi caso particular, que pretendo no influya en su decisión, ésta es una opción por la vida, y no vendrán instituciones disfrazadas con guardapolvos o sotanas a delimitarme en cuál semana la vida es vida, o en cuál no. Es mi posición particular, y en contrapartida a la etiqueta de conservador diré que soy defensor del suicidio y la eutanasia.

“Moralista!!!!” esa no es una acusación real, y la enuncia solo aquella persona que cree que puede abstraerse de todo contexto de la realidad social que está marcado íntimamente por lo moral, casualmente como la matemática lo hace.

En tanto que el debate sea ético-moral, del mismo intervendrán instituciones religiosas, argumentos científicos e intereses económico-políticos, y por lo tanto la cuestión finalmente se definirá en el campo de la POLÍTICA (con mayúsculas).

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